Para que cualquier cosa suceda primero hay que hacer algo

La vaca más grande con la que debe lidiar el emprendedor que recién empieza su negocio de multinivel es la tendencia a posponer aquellas actividades vitales para triunfar en su negocio: prospectar, auspiciar, compartir la oportunidad, vender y trabajar con la gente que pertenece a su organización para ayudarla a crecer. Quien ha leído mi libro La vaca sabe que las vacas representan las excusas, pretextos, creencias o justificaciones que nos mantienen atados a una vida de mediocridad y nos impiden lograr nuestras metas.

Todo distribuidor que ha decidido empezar su negocio de mercadeo por redes sabe que uno de los grandes retos que enfrentan los empresarios y distribuidores independientes es superar sus propias limitaciones. En lugar de tratar de superarlas, muchos optan por no afrontarlas, posponiendo todo aquello que presente la menor dificultad.

¿Por qué esta tendencia a posponer? Es sencillo: muchas de las actividades asociadas con el negocio son nuevas para el distribuidor inexperto, lo sacan de su zona de comodidad, lo retan y a veces lo confrontan con sus mayores debilidades. Entonces lo más cómodo es posponerlas, evitarlas o dejarlas para después.

De esta manera, muchos dilatan a diario ciertas actividades que les implican un mayor esfuerzo o presentan algún riesgo, y optan por evitarlas aun sabiendo que en ellas se centra el éxito de su negocio. Aplazan reuniones con nuevos prospectos para evitar la posibilidad de un rechazo a sus propuestas o sistemáticamente posponen compartir su oportunidad de negocio para no confrontar su temor de hablar en público.

Albert Einstein decía: “Para que cualquier cosa suceda, primero hay que hacer algo”. Nada ocurre a menos que actuemos. Ningún problema se soluciona, ninguna realidad cambia ni ningún negocio crece y evoluciona sin acción decidida. Muchos de nosotros hemos caído víctimas del “nunca hagas hoy lo que puedas dejar para mañana”. Nos decimos que hoy no es el mejor día para actuar y buscamos convencernos de que, pese a que queremos triunfar en nuestro negocio, lo más prudente es esperar. Y es así como tarde o temprano terminamos pagando un precio alto por nuestra desidia.

Así que el llamado es simple:

Haz algo… ¡Haz lo que sea, pero hazlo ya!

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