¿A qué se debe que demos tantas excusas?

Pocas personas admiten que dan excusas. Sin embargo, lo que realmente sucede es que no son conscientes del sinnúmero de pretextos y justificaciones que utilizan a diario, ya que, para ellas, sus razonamientos, lejos de ser disculpas, son explicaciones legítimas de circunstancias que —curiosamente— parecen siempre estar fuera de su control.

Para algunos, por ejemplo, no es que ellos “lleguen consistentemente tarde a todo”, sino que prefieren “llegar con un pequeño retraso”, para evitar ser los primeros. Otros, extrañamente, parecen ser siempre las víctimas del “tráfico impredecible”.

¿Ves la manera tan fácil como racionalizamos nuestros malos hábitos? Los pretextos los convertimos en “explicaciones lógicas”; los miedos preferimos llamarlos “precauciones acertadas” y las pobres expectativas han pasado a ser “una manera más realista de ver la vida”. 

Nos negamos a aceptar que estemos conformándonos con segundos lugares, y preferimos pensar que lo que estamos haciendo es “ser prácticos para evitar decepciones mayores”. Nunca admitiremos ser mediocres; preferimos pensar que lo que estamos haciendo es “establecer niveles más aceptables de rendimiento”.

“Las excusas son una forma cómoda
de eludir nuestras responsabilidades
y justificar nuestra mediocridad”

Esta es la razón por la cual a muchos les es difícil aceptar que estén cargando alguna vaca. Para ellos, sus justificaciones no suenan a excusas. ¿Por qué? Es sencillo, no todas las vacas mugen como vacas; ellas vienen disfrazadas de diferentes formas que las hacen menos reconocibles y más aceptables. 

Después de compartir la historia de la vaca con cientos de miles de personas de todas partes del mundo, y de escuchar sus “explicaciones lógicas y razonables”, he llegado a la conclusión que muchos de nosotros simplemente no estamos dispuestos a considerar la idea de deshacernos de nuestras vacas. Preferimos llamarlas de mil maneras más tolerables y que produzcan menos remordimientos, y eso es justamente lo que las hace tan peligrosas.

Sin duda, suena un poco violento pedirte que “mates tus vacas”. Seguramente preferirías que te solicitara que “realizaras un cambio de actitud”, que “trataras de modificar tu comportamiento”, o que “buscaras eliminar tus malos hábitos”. Sin embargo, si quieres triunfar, debes ser totalmente honesto contigo mismo, y referirte a las excusas por sus verdaderos nombres y no por sustitutos más tolerables.

“¡Olvídate de las excusas! 
Tus amigos no las necesitan y tus enemigos
no las van a creer de todas maneras”

En general, las excusas son simples salidas, escapatorias, que utilizamos en nuestro afán por explicar la falta de acción; evasivas que en la mayoría de los casos, ni nosotros mismos creemos. Sabemos que no son ciertas y que sólo son una manera fácil de justificar nuestra mediocridad y tratar de quedar bien al mismo tiempo. “Siento haber llegado tarde, el tráfico estaba horrible”. Sin embargo, no fue el tráfico lo que hizo que llegásemos tarde. Sencillamente no hicimos un esfuerzo por llegar temprano, y para cubrir este desatino o evitar las críticas, tomamos el camino más fácil: inventamos una excusa. Así que como ves, es claro que dar una excusa significa ser deshonesto con uno mismo o con alguien más.

 Sin embargo, por alguna absurda razón, excusas como ésta son socialmente más aceptables que la verdad. Culpamos al tráfico porque no quedaría bien decir que la verdadera razón de la tardanza es que no queríamos perdernos los últimos quince minutos del noticiero o el partido de fútbol. De la misma manera que no llamaríamos a la oficina a decir: “No voy a trabajar el día de hoy porque le prometí a mi hijo que iría a la reunión de padres de familia”. En lugar de esto, simplemente llamamos y decimos que estamos enfermos.

 No obstante, al igual que con cualquier otra vaca, estamos pagando un precio muy alto por estas excusas socialmente aceptables: saber que no somos lo suficientemente seguros e íntegros como para enfrentar las consecuencias de hablar con la verdad. Si quieres deshacerte de tus vacas de una vez por todas consulta la conferencia Zona libre de vacas y ponte nuevamente en control de tu vida.

 Así que, elimina las excusas, y nos vemos en la cumbre del éxito.

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