Es preferible el fracaso a la mediocridad

Siempre he creído que el verdadero enemigo del éxito no es el fracaso, como muchas veces pensamos, sino el conformismo. Las caídas y los fracasos, en general, son simplemente parte del camino que nos lleva a la realización de nuestras metas. Ellos nos dan la oportunidad de aprender importantes lecciones y nos permiten reconocer hábitos que debemos cambiar y conductas que necesitamos corregir. Seguramente, todos podemos recordar fracasos y caídas que sufrimos en algún momento, después de los cuales emergimos más fuertes, más sabios y mejor preparados para enfrentar las dificultades. Es indudable que las adversidades engendran éxito.

La mediocridad, de otro lado, no nos enseña ninguna lección. No hay nada que podamos aprender de ella. Es más, cuando nos contentamos con llevar una vida mediocre, el proceso de aprendizaje suele detenerse. Es por esta razón que reitero una y otra vez que el verdadero enemigo del éxito, aquel que debemos evitar a toda costa, es el conformismo.
Muchos le huyen al fracaso como si fuese una plaga que deben evitar a cualquier precio. Han aprendido a temerles tanto a las caídas, que en su afán por evitarlas, terminan por contentarse con segundo lugares, con tal de eliminar todo riesgo que les pueda ocasionar un revés. Pienso que en lugar de desperdiciar el tiempo tratando de evitar cualquier caída, lo que debemos hacer es eliminar todas las excusas y las falsas creencias que conducen a la mediocridad, entendiendo que los tropiezos y las caídas son parte integral del camino al éxito.

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